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    Cómo el constante desarrollo personal puede llegar a ser perjudicial para nuestra esencia femenina.

    Actualizado: 7 may

    Nuestra esencia femenina no necesita ser optimizada —necesita ser presenciada, recibida y habitada por lo que es: un diseño natural y perfecto que contiene la misma profundidad que la vida misma. No es casualidad que en la naturaleza observemos un sinnúmero de espirales; la vida en sí misma es una espiral que constantemente nos recuerda cuál es la naturaleza de nuestra verdadera esencia.


    Esencia Femenina | Energía Femenina | Sensibilidad | Autenticidad | Feminidad

    Reconozco profundamente los beneficios de comprender nuestra psicología, cuerpo, mente, condicionamiento social y la naturaleza de nuestro espíritu. Este texto no sugiere que haya algo inherentemente incorrecto en el desarrollo personal o en la búsqueda de nuevos conocimientos. De hecho, he mejorado muchísimos aspectos de mi vida (y he podido ayudar a otras personas) gracias a la integración de mis experiencias y aprendizajes. Es parte de mi trabajo y de lo que amo hacer.


    Sin embargo, una de las principales razones por las que he creado este espacio es para compartir información valiosa sin generar presión ni urgencia. He aprendido a lo largo de mi vida que no necesitamos estar constantemente excavando en las profundidades de nuestro ser, buscando aquello que otros nos han hecho creer que nos "falta por optimizar" y “sanar”. Especialmente nosotras, las mujeres sensibles que anhelamos vivir con mayor presencia y simplicidad. Existe una diferencia fundamental entre el aprendizaje genuino, orgánico e intencionado por las circunstancias en las que nos encontramos momento a momento, y el convertirnos en adictas a la constante actualización de nuestro ser, alma y cuerpo que se nos suele vender a través de las redes sociales, el marketing y la sociedad hiperproductiva en la que nos encontramos hoy.


    Como bien dijo Lao Tzu: "La naturaleza no se apura; sin embargo, todo se logra".

    Las niñas a quienes les dijeron que eran "demasiado sensibles" son las que han crecido y han utilizado sus dones para sanar la sociedad. —Anónimo

    Observo (y co-creo) este ciberespacio desde la paz interior que deseo continuar cultivando, para que tú, alma sensible, puedas permitirte ser, sentir y reflexionar. Un espacio donde puedas comenzar a reconocer tu voz interior y la intuición que nace de tu corazón. Cuando me leas o formes parte de lo que aquí comparto, deseo que sientas un respiro de aire fresco que renueve cada parte de ti —ese respiro que no sabías que necesitabas, pero que reconoces como tuyo.


    Lo que he observado...


    Estos últimos años he notado cómo en el mundo de la "autoayuda" existen mensajes que ignoran inconscientemente la naturaleza de nuestra esencia femenina y la ciclicidad con la que se desenvuelve la vida. Es como si cada día se promocionara una nueva técnica para dejar de sentir nuestra humanidad. Esta constante "optimización" nos aleja cada vez más de nuestra verdadera esencia y de lo que vivimos en el día a día, robándonos el poder de nuestra presencia. Se ignora la importancia de habitarlo todo sin la necesidad inmediata de cambiarlo, optimizarlo y sanarlo aquí y ahora. Si nos lastimamos un dedo y se inflama, no significa que haya algo intrínsecamente malo en esta reacción—significa que el cuerpo es sabio y está haciendo lo necesario para que, a su ritmo y tiempo, nuestro dedo vuelva a su estado natural. Esa es la misma capacidad que tenemos nosotras en cada célula de nuestro cuerpo y alma. Tanto la muerte como el renacimiento forman parte de la vida, y a ninguno hay que controlarlos o apresurarlos.


    Las herramientas de marketing buscan constantemente hacernos creer que tenemos un "vacío" que llenar, especialmente con la tendencia del momento. No se trata de evitar estas herramientas, sino de reconocer que nos saturan con exceso de información y falta de integración. Como resultado, generan más desconfianza en nuestras capacidades naturales e innatas. Es como si la sociedad actual se empeñara en hacernos sentir más incapaces, presionándonos a ceder nuestro poder personal al mundo externo en lugar de confiar en nuestra sabiduría interior y ancestral.


    Exigirle a una mujer que desea encarnar su esencia femenina que se mueva por el mundo desde una energía hiperproductiva destruye el gran poder que habita en su sensibilidad, intuición y los ritmos orgánicos con los que es capaz de moverse por el mundo. La desconecta de los ciclos internos que viven en las profundidades de su ser y su útero, el portal de sus creaciones.


    Esta energía que se enfoca en los resultados "obtenidos" y no en la integración del proceso o de la experiencia, cada vez más nos aleja de nuestra sabiduría interior. De aquello que solo se revela cuando confiamos en el misterio de la vida y el proceso creativo de vivirla.


    Es decir, la "autoayuda", en vez de ser un camino hacia la reconexión con nuestro ser y nuestra verdadera esencia, se ha convertido en una eterna búsqueda por la "perfección" y el completo "control" de nuestras vidas.


    Es como si una voz invisible que se encuentra en todas partes nos estuviera diciendo constantemente que no podemos continuar nuestra vida [hasta que...] o [sin obtener...] o [sin saber...] todas las respuestas y soluciones.


    ¿Te imaginas vivir con esta eterna ansiedad?


    ¿La puedes sentir en estos momentos en tu cuerpo?


    ¿Cuando lo lees, en qué parte del cuerpo la sientes?


    Esta forma de relacionarnos con nuestros procesos de crecimiento y autoconocimiento puede hacernos sentir que hay algo intrínsecamente mal en nuestra naturaleza humana, cíclica y femenina.


    Demás está decir que somos humanas y no máquinas (o productos).


    No estamos diseñadas para ser optimizadas constantemente.


    Estamos diseñadas para desarrollarnos de forma única, a nuestro ritmo orgánico, guiadas por la inteligencia y el diseño natural que está escrito en nuestras células.


    Sin embargo, de alguna manera, el mundo nos ha convencido de que nuestro "propósito en la vida" está relacionado con nuestra productividad.


    Como si el no vivir en un constante esfuerzo para "mejorar" de alguna manera significara que estamos desperdiciando nuestras vidas.


    La verdadera tragedia sería vivir desconectadas de nuestro corazón, alma y naturaleza humana.


    Nos hacen creer que...

    • Si no tenemos cada minuto de nuestro día contabilizado, no estamos usando nuestro tiempo "sabiamente".

    • Si no estamos óptimamente felices y prosperando en todas las áreas de nuestras vidas, entonces de alguna manera estamos "perdiendo nuestro potencial".


    Siempre hay algo que nos dicen que podríamos estar haciendo mejor


    Siempre hay algo que el mundo exterior nos exigirá.


    Si no prestamos atención, podemos creer que estas exigencias o expectativas son nuestras.


    Esta forma de vivir es muy perjudicial para nuestra esencia femenina. Este constante enfoque en optimizarnos a nosotras mismas y a nuestras vidas es diametralmente opuesto a lo que realmente nutre el alma de una mujer.


    Nos roba nuestro deseo innato de ir más suave, en presencia, adentrándonos al mundo de nuestra verdadera esencia y, en cambio, nos convence de que no somos suficientes.


    Esta forma de vivir no reconoce el fluir y la no linealidad de la vida. No reconoce las raíces divinas de nuestros corazones humanos y nuestra necesidad de una conexión profunda con la vida.


    ¿Cómo podemos co-crear una vida que nos llene el alma si vivimos en un constante rechazo de quienes estamos siendo y el momento en que nos encontramos?


    ¿Cómo vamos a poder sostener nuevas versiones de nosotras mismas si no estamos aceptando (integrando) todas las partes de nuestro ser en el aquí y ahora?


    Es muy fácil olvidar que la vida es aquí y ahora.


    En ocasiones se nos da muy bien ver nuestros defectos, olvidando nuestra GRANDEZA.


    Dios nos creó perfectas, aunque a veces nos cueste leerlo y creerlo.


    En el aquí y ahora…


    Lo que estás viviendo, cómo te estás sintiendo y el ritmo orgánico en que tu vida se va desenvolviendo también es perfecto, y sé que un día lo podrás entender.


    Carl Jung decía: "Quien mira hacia afuera, sueña. Quien mira hacia adentro, despierta".


    A veces es cuestión de mirar hacia adentro, recordando nuestra naturaleza, honrando nuestra esencia femenina y reconectando con ella desde la sabiduría de nuestro corazón.


    Formamos parte de la naturaleza y, como ella, pasamos por ciclos y temporadas.


    La energía hiperproductiva en la que la sociedad se va moviendo hoy ha creado un paradigma de "resolver" y "hacer" constante que para el alma femenina puede ser increíblemente agotador.


    La mayoría de las mujeres no necesitamos más enfoque en "sanar". Necesitamos una forma de regresar y recordar nuestra verdadera esencia. Necesitamos ser nutridas de vuelta a la verdad de quienes somos.

    Pero en cambio, se nos enseña a abordar la sanación como otra cosa que hacer y lograr.


    Aun así, hay una parte más profunda del alma que sabe que nada de esto creará la verdadera satisfacción que estamos buscando.


    ¿Con qué frecuencia buscamos ese método "secreto", esa herramienta de sanación "mágica", que finalmente nos "permitirá" vivir la vida que creemos que deberíamos estar viviendo?


    Lo que hemos aprendido...


    Se nos ha enseñado que la vida es algo que debe "resolverse", en lugar de algo que debe vivirse y amarse. Y entonces aplicamos este mismo enfoque y exigencias a nosotras mismas.


    Regresar a nuestra esencia femenina significa detener nuestra lucha, deshacernos de las ideas y creencias que no vienen de nosotras, recordar cómo ablandar y abrir nuestro corazón y, finalmente, ver la belleza, la verdad y la facilidad de ser naturalmente quienes ya somos.


    Debido a la forma en que hemos sido condicionadas a vivir en el mundo, generalmente necesitamos darnos el permiso a ser, sentir y honrar nuestras verdaderas necesidades. Más allá del "cómo debería ser", "el cuándo" o "en cuánto tiempo".


    Permitirnos pausar, respirar y ver cómo nuestro estado del ser comienza a ser receptivo y liderado por nuestra feminidad. Un estado donde podemos recibir completamente las bendiciones y el camino que Dios ha impreso en nuestros corazones. Donde podemos entrar completamente en nuestro propósito inherente y el amor incondicional que está disponible para nosotras.


    El nivel de apertura, confianza y rendición requerido para esto es algo de lo que la sociedad nos ha enseñado a activamente huir y rechazar. Nuestro mundo orientado hacia lo masculino e hiperproductivo nos enseña a movernos más rápido, hacer más, demostrar "nuestro valor" y luchar. Nos enseña que necesitamos cerrar nuestros corazones para obtener lo que queremos y defendernos. Nunca se nos enseña a suavizar, a recibir la verdad de quienes somos. Nunca se nos enseña que los verdaderos deseos de nuestros corazones importan. Al contrario, se nos enseña a dejar de creer en estos deseos si van en contra de lo que la sociedad nos ha condicionado a creer.


    Pero un nuevo paradigma está naciendo, no sé si lo has llegado a notar. Somos más quienes deseamos vivir más despacio, honrando nuestra esencia femenina y naturaleza humana. Co-creando una vida llena de intencionalidad. En conexión con nuestra verdadera esencia y Dios. Elevando no solo nuestra energía vital sino la de todos aquellos con quienes nos relacionamos desde la encarnación de nuestra autenticidad. Reiniciando en nuestro entorno el anhelo por las conexiones profundas y sensibles.


    Y aunque puede sonar muy simple, es en realidad una de las cosas más desafiantes que una mujer puede hacer. No porque el proceso en sí mismo sea difícil, sino porque la mayoría del mundo te está convenciendo de hacer exactamente lo contrario.


    El mundo constantemente convence a una mujer de que no es seguro vivir desde su esencia femenina. Que se quedará atrás en la vida. Que no será suficiente. Que perderá el control. Que no será digna del apoyo de los demás si no se esfuerza cada vez más. Ante los ojos de otros, se convierte en la "ingenua", aquella que no merecerá sus deseos si no los persigue desde el esfuerzo constante y la eterna lucha.


    ¿Realmente tenemos que hacer la vida más difícil y compleja de lo que ya es?


    ¿Por qué desconfiamos tanto de nuestra naturaleza?


    Creé Auténticamente Alineada porque sé lo fácil que es ser convencida de que tu naturaleza femenina en una sociedad de "lobos" es una "debilidad".


    Auténticamente Alineada es tanto un recordatorio para mi propia alma femenina como para la tuya. Un recordatorio de que no necesitamos estar empujando, esforzándonos y forzando a través de la vida solo para lograr lo que se nos ha dicho que "debemos hacer". No necesitamos estar optimizándonos continuamente para cumplir con las expectativas externas. En cambio, podemos suavizarnos en una vida que honra nuestro diseño natural y nos permite valorar profundamente quienes somos. Confiando en la sabiduría de nuestro ser. Guiadas por Dios a través de nuestra intuición. Co-creando una vida de la cual no deseamos escapar, sino experimentarla cada vez más.


    Para todas las almas sensibles que me leen, tu sensibilidad es más necesaria de lo que crees en el mundo en el que vivimos. Permítete sentir la totalidad de quien ya eres. Al encarnar tu autenticidad les das el permiso a las demás a hacer lo mismo.


    Con amor,

    Paloma


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